EL PAPA FRANCISCO PARTIÓ ESTA HACIA ÁFRICA

El Papa Francisco llegó esta mañana, a las 7.40, al aeropuerto romano de Fiumicino, desde donde su avión despegó a las 8.00 con rumbo a Kenia, primera etapa del viaje apostólico a África. La llegada al aeropuerto internacional «Jomo Kenyatta» de Nairobi está prevista para las 17.00 (hora local; las 15.00 en Roma).

El Papa se desplazó hasta el aeropuerto en su habitual Ford Focus del Vaticano, que se detuvo a pocos metros del airbus A330-200 de la compañía Alitalia, en el que viaja en estos momentos.

A su llegada fue acogido por Mons. Reali, obispo de la diócesis de Porto-Santa Rufina, a la que pertenece el aeropuerto de Fiumicino; y por autoridades civiles y militares, de quienes se despidió cordialmente. Seguidamente, el Papa Francisco, llevando en la mano su acostumbrado maletín negro, subió al avión y saludó a los presentes antes de entrar.

Como es tradición en cada viaje internacional del pontificado, antes de partir el Papa envió un telegrama al Presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella:

“En el momento en el que me dispongo a realizar un viaje apostólico a Kenia, Uganda y la República Centroafricana, movido por el vivo deseo de visitar a los hermanos en la fe y a los habitantes de esas queridas naciones, me complace dirigirle a usted, señor Presidente, la expresión de mi deferente saludo, que acompaño con fervientes oraciones por el bien y la prosperidad de todo el pueblo italiano”.

Por su parte, el Presidente Mattarella ha respondido al Papa:

“Deseo hacerle llegar mi más sincero agradecimiento por el mensaje que cortésmente ha querido dirigirme en el momento en el que se dispone a partir para su viaje apostólico a Kenia, Uganda y la República Centroafricana.

Italia y la comunidad internacional observan con gran atención su primer viaje al continente africano, cuyo potencial de crecimiento y desarrollo aún se encuentra obstaculizado por guerras, inestabilidad política, pobreza y alarmantes desigualdades sociales.

Su presencia servirá de apoyo y aliento a las comunidades cristianas locales, y llevará un importante signo de paz, fraternidad y diálogo a los países visitados y a todo el continente, proporcionando además un precioso mensaje de esperanza para el futuro.

Me complace, Santidad, tener la ocasión de manifestarle nuevamente mi más profunda estima y consideración”.