Un taxista fue a buscar a una pasajera ebrio, semidesnudo y armado
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Un taxista quedó demorado en la seccional 14º , de Rosario, después de ir a buscar a una pasajera con el torso desnudo y en estado de ebriedad. Cuando los agentes policiales requisaron el vehículo, encontraron también un arma de fuego tipo tumbera, calibre 22 y con un cartucho en la recámara. En la Secretaría de Servicios Públicos municipal calificaron como «muy graves» las faltas cometidas por el chofer. Y dieron por hecho que quedará inhabilitado para volver a conducir servicios públicos.
La sorpresa que se llevó M.E., una joven de 26 años, el sábado pasado, a las 19.30, fue realmente desagradable. La muchacha había pedido un automóvil a un servicio de radiollamado y cuando finalmente el automóvil se acercó a su casa de barrio Belgrano, notó que el conductor iba semi desnudo y consumiendo una cerveza mientras manejaba.
La mujer se negó a subirse al taxi en esas condiciones y decidió llamar al 911 para denunciar la situación. Un móvil del Comando Radioeléctrico llegó al lugar y no sólo constató el estado de ebriedad del chofer sino que, al requisar el automóvil, encontraron un arma de fuego.
El conductor quedó demorado varias horas en la comisaría 14ª, con jurisdicción en la zona. El coche también fue secuestrado por la policía.
De acuerdo a los datos que quedaron registrados en la seccional, la joven había solicitado el servicio a la empresa Taxi Satelital desde su casa ubicada en cercanías de Prusia y Ecuador (Santa Fe al 6800). A los pocos minutos pasó a buscarla un Fiat Siena, RA 2870, conducido por un hombre en «evidente estado de ebriedad», con «un fuerte aliento alcohólico» y «bebiendo una cerveza a bordo del rodado».
Los agentes policiales requisaron el interior del vehículo y hallaron un arma de fuego tipo tumbera, calibre 22 con un cartucho en la recámara. Es decir: lista para disparar.
La secretaria de Servicios Públicos del municipio, Clara García, reconoció que no es el primer caso de un conductor de servicios públicos que es hallado conduciendo alcoholizado (ver aparte), aunque sí se trata del primero en el que, además, se encuentra un arma de fuego en el vehículo. La funcionaria advirtió que ambas faltas son muy graves y enfatizó que recibirán sanciones importantes cuando en Servicios Públicos se reciban las copias de las actuaciones policiales.
«De confirmarse lo ocurrido, esta persona no podrá volver a pertenecer al registro de Servicios Públicos, con lo cual no podrá volver a conducir taxis, remises o colectivos. En todos los casos de alcoholemias positivas que hemos tenido este año hemos tomado esta decisión», apuntó García. Y advirtió que la sanción es extensiva también al dueño del taxi «con una suspensión hasta tanto se tenga certeza de cómo sustancian la causa judicial».
De acuerdo a la legislación local, los conductores particulares pueden conducir con hasta 0,5 gamos por litro de sangre. Sin embargo, en el caso de los choferes de transportes públicos y de carga no existe este límite y el test de alcohol debe indicar «cero».
Un estudio del Centro de Experimentación y Seguridad Vial (Cesvi) advierte que, si bien se suelen subestimar los inconvenientes que genera el alcohol en la conducción, los efectos sobre el chofer se generan incluso antes de alcanzar el límite legal para conducir.
Con 0,15 de alcoholemia se nota una disminución de reflejos, con 0,20 se dificulta la apreciación de las distancias y se subestima la velocidad y entre 0,30 y 0,50 se producen trastornos motores, euforia y aumento del tiempo de respuesta. Con una alcoholemia de 1,50 se produce cansancio, pérdida de la agudeza visual y embriaguez motora y se considera que el riesgo de accidente se multiplica 16 veces.
Una falta grave que prevé duras sanciones
Si bien reconoció que durante el año pasado se hicieron públicos numerosos casos de conductores de taxis sancionados por conducir alcoholizados, la secretaria de Servicios Públicos del municipio, Clara García, sostuvo que se trata de «situaciones aisladas» y resaltó que, en todos los casos la sanción incluyó la inhabilitación de por vida para manejar servicios públicos.
Quizás el caso más recordado sea el del taxista que el 25 de mayo pasado ingresó con su vehículo al sector libre de automóviles conocido como Calle Recreativa. T tomó la costanera, entre Moreno y Oroño, donde fue detenido y, cuando se sometió al test de alcohol, éste marcó 2.26 gramos por litro de sangre, más de cuatro veces lo permitido para los conductores particulares.
El año pasado, las crónicas de La Capital reflejaron otras situaciones similares. El jueves 27 de noviembre, a media mañana, un operativo de control de rutina detuvo en San Lorenzo y Corrientes a un Chevrolet Corsa RA 1099, donde viajaban dos pasajeros. Su conductor, un hombre de 49 años, titular del vehículo, se bajó del auto, sopló la pipeta del test y el alcoholímetro marcó 2,9. El número resultó el más alto hallado hasta ese año en los operativos de alcoholemia.
Ese mismo día, unas horas después, un llamado a la línea 147 (donde se pueden denunciar irregularidades relacionadas con los servicios públicos) advirtió que un Fiat Siena circulaba en forma imprudente por el barrio Abasto. Minutos más tarde, los inspectores detuvieron al taxi (RA 0434) en Paraguay y Pasco. Su chofer, un hombre de 26 años, no trasladaba pasajeros. Pero cuando se sometió al test de alcohol, la prueba denunció una graduación alcohólica de 0,94.
El miércoles 13 de noviembre, el andar zigzagueante y peligroso del taxi chapa RA 1258 que circulaba a la altura de San Nicolás y Mendoza puso en alerta a un inspector de Tránsito. Al lograr detenerlo con apoyo de la policía, el taxista se negó a someterse a un control de alcoholemia. El hecho ocurrió a cerca de las 15.40 y el taxi estaba con un pasajero. El conductor fue derivado de inmediato a la comisaría 6ª, donde quedó detenido hasta entrada la noche.
El miércoles 3 de septiembre el llamado de otra mujer al 147 volvió a alertar de una infracción similar. La vecina denunció que vio al chofer en un estado «presuntamente alcoholizado» en Colombia y White. A partir de ese momento, personal de la Secretaría de Control y Convivencia Ciudadana municipal coordinó el trabajo con el Centro de Monitoreo y con la Dirección de Tránsito, que rastrearon al vehículo con el GPS (seguimiento satelital) y lo localizaron en Mendoza y Barra. En ese lugar procedieron al test de alcoholemia, el que le dio positivo con 0,43 de alcohol en sangre.
En la noche del sábado 2 de agosto un taxista alcoholizado fue detenido cerca del Monumento a la Bandera. El hecho comenzó cuando un pasajera que se había bajado en Fisherton alertó la situación a través de Twitter, un concejal tomó el reclamo y el municipio comenzó a seguir al taxista desde el Centro de Monitoreo y el GPS. El taxista finalmente fue interceptado, cerca de las 23, en avenida Belgrano y Guido. Al chofer, que estaba con un nuevo pasajero, se le practicó el test de alcoholemia, que le dio 1,9 de alcohol en sangre.
Una falta grave que prevé duras sanciones
Si bien reconoció que durante el año pasado se hicieron públicos numerosos casos de conductores de taxis sancionados por conducir alcoholizados, la secretaria de Servicios Públicos del municipio, Clara García, sostuvo que se trata de “situaciones aisladas” y resaltó que, en todos los casos la sanción incluyó la inhabilitación de por vida para manejar servicios públicos.
Quizás el caso más recordado sea el del taxista que el 25 de mayo pasado ingresó con su vehículo al sector libre de automóviles conocido como Calle Recreativa. T tomó la costanera, entre Moreno y Oroño, donde fue detenido y, cuando se sometió al test de alcohol, éste marcó 2.26 gramos por litro de sangre, más de cuatro veces lo permitido para los conductores particulares.
El año pasado, las crónicas de La Capital reflejaron otras situaciones similares. El jueves 27 de noviembre, a media mañana, un operativo de control de rutina detuvo en San Lorenzo y Corrientes a un Chevrolet Corsa RA 1099, donde viajaban dos pasajeros. Su conductor, un hombre de 49 años, titular del vehículo, se bajó del auto, sopló la pipeta del test y el alcoholímetro marcó 2,9. El número resultó el más alto hallado hasta ese año en los operativos de alcoholemia.
Ese mismo día, unas horas después, un llamado a la línea 147 (donde se pueden denunciar irregularidades relacionadas con los servicios públicos) advirtió que un Fiat Siena circulaba en forma imprudente por el barrio Abasto. Minutos más tarde, los inspectores detuvieron al taxi (RA 0434) en Paraguay y Pasco. Su chofer, un hombre de 26 años, no trasladaba pasajeros. Pero cuando se sometió al test de alcohol, la prueba denunció una graduación alcohólica de 0,94.
El miércoles 13 de noviembre, el andar zigzagueante y peligroso del taxi chapa RA 1258 que circulaba a la altura de San Nicolás y Mendoza puso en alerta a un inspector de Tránsito. Al lograr detenerlo con apoyo de la policía, el taxista se negó a someterse a un control de alcoholemia. El hecho ocurrió a cerca de las 15.40 y el taxi estaba con un pasajero. El conductor fue derivado de inmediato a la comisaría 6ª, donde quedó detenido hasta entrada la noche.
El miércoles 3 de septiembre el llamado de otra mujer al 147 volvió a alertar de una infracción similar. La vecina denunció que vio al chofer en un estado “presuntamente alcoholizado” en Colombia y White. A partir de ese momento, personal de la Secretaría de Control y Convivencia Ciudadana municipal coordinó el trabajo con el Centro de Monitoreo y con la Dirección de Tránsito, que rastrearon al vehículo con el GPS (seguimiento satelital) y lo localizaron en Mendoza y Barra. En ese lugar procedieron al test de alcoholemia, el que le dio positivo con 0,43 de alcohol en sangre.
En la noche del sábado 2 de agosto un taxista alcoholizado fue detenido cerca del Monumento a la Bandera. El hecho comenzó cuando un pasajera que se había bajado en Fisherton alertó la situación a través de Twitter, un concejal tomó el reclamo y el municipio comenzó a seguir al taxista desde el Centro de Monitoreo y el GPS. El taxista finalmente fue interceptado, cerca de las 23, en avenida Belgrano y Guido. Al chofer, que estaba con un nuevo pasajero, se le practicó el test de alcoholemia, que le dio 1,9 de alcohol en sangre.
Demorado por agredir a inspectores de Tránsito
Otro operativo de control de alcohol terminó en la comisaría. Ocurrió después de que un conductor al que el test le dio positivo se negara a firmar el acta de infracción y agrediera a los agentes de Tránsito.
El incidente se registró ayer a la madrugada en Salta y Presidente Roca, donde un grupo de inspectores del municipio realizaban un operativo de control de alcohol.
En medio de la tarea detuvieron al conductor de un Peugeot 207, un hombre de 54 años, que al soplar la pipeta marcó un contenido de alcohol en sangre superior al límite de 0,5 permitido para quienes están al frente de automóviles particulares.
Sin embargo, el hombre amenazó al inspector que realizaba las pruebas de alcohol y se negó a firmar el acta de infracción.
El personal policial que acompañaba el operativo condujo al hombre a la seccional 3ª, donde quedó demorado a disposición de la Justicia. En tanto, el coche fue a parar al corralón municipal.
La negativa a someterse a un test de alcoholemia es una falta grave. La semana pasada, el municipio separó del cargo al juez de Faltas Adrián Celiz, quien se había resistido a realizar un test de alcoholemia en la vía pública tras ser sorprendido por los inspectores de Tránsito.